Cada 29 de abril se conmemora el Día del Animal, una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de proteger la vida silvestre y a tomar conciencia sobre la alarmante situación que enfrentan muchas especies debido a las amenazas ambientales que ocurren en nuestro país.
Esta fecha representa una oportunidad para visibilizar la problemática, promover el respeto por los animales y fomentar acciones concretas que contribuyan a la preservación de la biodiversidad. Proteger a la fauna es cuidar los ecosistemas que hacen posible la vida en el planeta.
En Argentina, muchas especies emblemáticas están enfrentando graves amenazas ambientales que ponen en riesgo su supervivencia, como la ballena Franca Austra, el cóndor andino y el yaguareté, entre tantos otros animales.
Cada especie existente cumple un rol en los ecosistemas, que son fundamentales para sostener el aire que respiramos, el agua que bebemos y el suelo que nos alimenta. Sin biodiversidad, la vida humana también se ve amenazada.
LAS ESPECIES EN SERIOS PROBLEMAS DE EXTINCIÓN
Se calcula que quedan solamente unas 7 mil ballenas franca austral en el océano Atlántico Sur, principalmente en aguas de Argentina, Brasil y Uruguay. Ahora la Corte Suprema debe decidir si concede una medida cautelar climática para proteger la especie en Mar del Plata, Argentina.
La población de la ballena franca austral desminuyó drásticamente debido a actividades humanas como la caza industrial durante el siglo XX, el ruido marino de origen antropogénico (que proviene del ser humano), el calentamiento global, la contaminación y, sobre todo, la actividad petrolera.
Un tercio de las ballenas francas del mundo utiliza las bahías protegidas de la Península Valdés, en Argentina, como hábitat de apareamiento y parición entre los meses de mayo y diciembre. En esa zona es donde existen varios proyectos de exploración petrolera con técnicas invasivas de sondeo sísmico que ponen en peligro la especie.
Por otro lado y a pesar de haber sido declarado Monumento Natural Nacional por la Ley Nº 25.463, del año 2001, la cada vez mayor deforestación desenfrenada lleva a que el yaguareté se encuentre en serio peligro de extinción en la Argentina.
De hecho, según datos oficiales, se estima que, actualmente, su población total en el país oscila apenas entre los en 250 y los 300 ejemplares, en tanto que la población que habita en la región del Gran Chaco es la más amenazada, ya que cuenta con menos de 20 individuos.
Asimismo, el cóndor andino es una especie emblemática de Sudamérica y está considerada un patrimonio cultural y natural del continente. En Argentina se lo encuentra a lo largo de la Cordillera de los Andes, en provincias como Catamarca, Jujuy, Tucumán, Salta, Tierra del Fuego y en la zona central del país.
Se alimenta de carroña, por lo que cumple un rol invaluable en los ecosistemas. Al consumir animales muertos evita la proliferación de bacterias que pueden generar enfermedades en los humanos. Además, ayuda a controlar la población de otras especies carroñeras y así contribuye a mantener el equilibrio del ecosistema.
Declarado en peligro de extinción y protegido por la Ley Nacional Nº 22.421 de Conservación de la Fauna Silvestre, la principal amenaza que afecta al cóndor andino es el consumo de cebos tóxicos, una práctica ilegal utilizada para el control de especies predadoras. El uso de estos cebos no solo pone en peligro al cóndor andino, sino a todas las formas de vida, incluso la salud humana, además de resultar ineficiente para el control de predadores, ya que mata animales con hábitos carroñeros dejando que se multipliquen aquellos que incluyen el ganado en sus dietas.