símbolo de identidad

El reviro misionero: un clásico que perdura en la mesa litoraleña

Plato emblemático de Misiones, el reviro nació de la cocina rural y se convirtió en un símbolo de identidad litoraleña por su simpleza, su historia y su presencia constante en la mesa cotidiana. Aquí, su origen y la receta tradicional para prepararlo en casa.

En Misiones, pocas preparaciones resumen tan bien la identidad culinaria de la provincia como el reviro. Humilde, rendidor y profundamente arraigado en la vida cotidiana, este plato acompaña desde hace generaciones a familias rurales y urbanas. Su origen está asociado al cruce cultural que caracteriza a la región: las costumbres guaraníes, la tradición de los colonos europeos y la vida de campo, donde la cocina debía ser práctica y aprovechar recursos simples, dieron lugar a una preparación que se convirtió en símbolo de la gastronomía misionera.

El reviro fue durante décadas el desayuno habitual de tareferos, agricultores y trabajadores rurales. Su base —harina, grasa o aceite y agua— lo vuelve accesible, energético y apto para grandes cantidades. Además, su versatilidad lo mantuvo vigente: puede comerse solo, con mate cocido, con huevos, con azúcar o incluso con carnes o guisos. En Posadas y en el interior de la provincia, todavía hoy sigue siendo parte de la mesa familiar y también aparece en ferias gastronómicas que buscan reivindicar los sabores propios del NEA.

Aunque cada familia tiene su manera de prepararlo, el reviro conserva siempre su esencia rústica: pequeños grumos dorados, crocantes por fuera y tiernos por dentro, resultado de un movimiento constante en la sartén que le da su textura característica. Esa simplicidad, combinada con un profundo sentido de pertenencia, explica por qué el plato atraviesa generaciones sin perder lugar en la cocina contemporánea.

RECETA TRADICIONAL DEL REVIRO MISIONERO 

Ingredientes

2 tazas de harina común
4 a 6 cucharadas de grasa o aceite
1 taza de agua (aprox.)
Sal a gusto

Preparación paso a paso

  1. Colocar la grasa o el aceite en una sartén grande y calentar a fuego medio.
  2. Agregar la harina con una pizca de sal y mezclar rápidamente para que se impregne bien con la materia grasa.
  3. Incorporar el agua de a poco mientras se continúa mezclando. La clave es mover constantemente para que la mezcla se desintegre y se formen pequeños grumos.
  4. Mantener la cocción a fuego medio, revolviendo sin pausa. Los grumos irán tomando color y soltándose unos de otros.
  5. Cocinar hasta que el reviro esté bien dorado y crujiente.
  6. Servir caliente, solo o acompañado de mate cocido, huevos fritos o lo que haya en la mesa.